
Fernando Pérez Peña Concejal Ayto. Riaguas de San Bartolomé
Hace escasas fechas los compañeros del PSOE me enviaron un interesante documento denominado “Plan de medidas del Gobierno ante el reto demográfico” que coordina el Ministerio de Transición Ecológica. Si bien tiene más de 130 páginas recomiendo su lectura, especialmente a las personas que tienen algún tipo de responsabilidad pública. Pretende impulsar la igualdad de oportunidades y la vertebración territorial detallando medidas de calado para el desarrollo de la España rural. Además está muy bien estructurado metodológicamente: se han definido 10 ejes de actuación y en cada uno de ellos se proponen una serie de medidas, describiendo en qué consisten, sus objetivos y el ministerio competente para desarrollarlas. En total son 136 las medidas propuestas.
Leyéndolas detenidamente he reparado en una de ellas, quizás no la más importante pero sin duda muy sugestiva: el fomento de programas de Erasmus Rural, que permitirá que estudiantes universitarios y de Formación Profesional realicen prácticas en entornos rurales o en riesgo de despoblación.
Esta interesante propuesta me ha hecho reflexionar sobre mi corta experiencia como concejal en un pueblo como Riaguas de San Bartolomé, con menos de 30 personas censadas. Hace un tiempo escribí un artículo reclamando la atención a las demandas de estos pequeños municipios, ante la indignación que me produjo el intento de la Junta de cerrar los consultorios médicos en los mismos. Y al aprobar el presupuesto para este año en un Pleno celebrado recientemente, sentía cierta sensación de impotencia ante la imposibilidad de satisfacer gran parte de las numerosas y razonables peticiones de los vecinos y, también, por la absoluta dependencia económica que tenemos de la Diputación.
Pero quizás me preocupa aún más el desánimo que en ocasiones percibo entre mis vecinos y que se resume en una frase que he escuchado más de una vez: “quien nos va a hacer caso si somos tan pocos y tan mayores”. Efectivamente en muchos de nuestros pueblos la población es escasa y envejecida y precisamente por eso es imprescindible apoyarles y defender sin descanso sus sensatas peticiones. En este sentido me parece una excelente idea posibilitar que jóvenes formados en las ciudades conozcan de cerca la realidad del entorno rural, se impliquen y vean las posibilidades de desarrollo laboral y personal en ese ámbito. En la presentación de esta iniciativa la ministra manifestó que se trata de favorecer la conexión laboral y emocional de los jóvenes con el entorno rural. No puedo estar más de acuerdo.
Habrá personas que pensarán que el título que encabeza este artículo no deja de ser una utopía. Yo no lo creo. Les aseguro que en Riaguas, un pueblo en el que gran parte del año viven menos de 20 personas, los jóvenes erasmus podrían desarrollar perfectamente estas prácticas.