
Fernando Pérez Peña
Creo que no exagero si digo que todos estábamos deseando que acabara el 2020 y con él la pandemia. Sin duda ha sido un año para olvidar. Si bien el inicio de 2021 no está siendo muy alentador ahora somos más optimistas pensando en la efectividad de las vacunas que, no sin dificultad, ya se están administrando a los colectivos más vulnerables.
En ocasiones hasta de las situaciones más extremas y dolorosas se pueden extraer conclusiones provechosas. Ahí tenemos la rapidez de los científicos en desarrollar las vacunas. Y ahora sí, todos nos hemos dado cuenta de la importancia de tener una sanidad pública de calidad. Ha quedado claro que defender los servicios públicos no es un capricho de trasnochados izquierdistas. Además, tras el confinamiento algunos han comprobado que los pueblos existen no solo para decorar las postales, también para vivir con mejor calidad de vida que en la aglomeración de las ciudades. Pero para eso hace falta invertir en ellos.
Y es en este punto de la inversión donde hay que resaltar un aspecto que en mi opinión va ser esencial para acortar la crisis económica derivada de la pandemia: el comportamiento de la Unión Europea. No hay más que echar la vista atrás y comparar. En la crisis de 2008 las políticas económicas que se aplicaron desde Europa trajeron más sufrimiento, especialmente para los colectivos económicamente más desfavorecidos. Y cuando todos esperábamos más de lo mismo esta vez se ha actuado de una manera radicalmente diferente. Si entrar en tecnicismos diremos que se ha aprobado un fondo de recuperación de 750.000 mil millones de euros (NextGenerationEU) y eso sin contar el presupuesto plurianual 2021-2027 de la UE. Y no menos importante, para financiar ese fondo habrá que emitir deuda comuniaria, pero con una diferencia fundamental respecto a la anterior crisis: los países van a compartir los costes y los riesgos de esa emisión, por lo que nos financiaremos a intereses más bajos. Que no se endeude cada país por su cuenta significa, sin duda, que se refuerza la solidaridad dentro de la Unión Europea.
Debemos valorar positivamente el papel de nuestro Gobierno. España va a recibir 140.000 mil millones. Es justo reconocer que se ha negociado bien. Pero ahora viene lo difícil, definir los proyectos que se van a financiar. Y es en este punto donde hay que exigir que el medio rural deje de ser el convidado de piedra. El Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia del Gobierno establece “diez políticas palanca de reforma estructural para un crecimiento sostenible e inclusivo”. La primera de ellas se denomina “agenda urbana y rural, lucha contra la despoblación y desarrollo de la agricultura”. Deberemos estar atentos al desarrollo de esas diez políticas y hacer propuestas para que, esta vez sí, la España vaciada deje de ser la gran olvidada.
Fernando Pérez Peña
Concejal PSOE Riaguas de San Bartolomé